martes, 1 de noviembre de 2011

Un viaje a lo solitario

Desperté y allí estaba, siempre quise llegar a ese lugar, como todo el mundo. Lo empecé a recorrer lentamente, a mirar de un lado a otro, pero no había nadie; nadie a quien mirar, hablar, escuchar o sonreír. Estaba solo en aquel lugar, solo, solo, solo. Cerré los ojos y al abrirlos estaba en el mismo lugar, pero esta vez tenia un leve color rojizo que poco a poco se fue haciendo más y más intenso. Me comencé a asustar, corrí y corrí y me tope con millones de imágenes de mi vida, mi infancia y el tono rojizo se volvió celeste, me comencé a calmar, aunque aun no aparecía nadie, me estaba empezando poco a poco a acostumbrar al lugar, después de todo, había convivido con él toda mi vida, el lugar era yo, yo era el lugar, habia estado conmigo en las buenas y en las malas, gracias a él pude decidir grandes cosas en mi vida, gracias a él aprendí a superar mis errores y tambien a valorar todo tipo de cosas. Poco a poco me acostumbro a vivir con mi propia mente. 


Alejandra Pozas V.

Mi realidad frente a tus ojos.

Nunca me había sentido tan solo, aunque toda mi familia estaba ahí supuestamente apoyándome, pero ellos no sabían nada. Cualquier paso en falso y se descubrirían todo, mi papá se enteraría y me trataría como siempre lo ha hecho, como un mediocre, me gritaría y me hará sentir aún más solo. Él me ha arruinado la vida, nunca me ha dejado ser feliz, ni siquiera me dejo hacer lo que yo quería para el resto de la vida y me obligo a estudiar derecho. Pero al menos eso trajo algo bueno, la conocí a ella, en esa escuela y es por eso mismo que desde principio de año que no voy a clases, que no rindo un examen, no quiero verla, no soporto la idea de haber echado a la basura cuatro hermosos años, la extraño. 

Un día llegue a casa, venia de donde un amigo, mi mamá pensaba que estaba en la universidad, pero cuando entre estaba pasando algo muy raro, mi papá estaba en la casa, siendo que debería estar en el trabajo y me acorde que hace unos días él me estaba pidiendo mis notas, de alguna manera pensé que me había zafado, pero me encontré con la sorpresa de que él había ido a mi universidad y le habían comunicado que yo ya no pertenecía allí, me habían expulsado. Mi mamá no lo creía, lo único que hacía era llorar, antes de este momento pensé que todo lo que había hecho era lo mejor para mí, pero en ese momento, cuando vi que la confianza de mis padres se derrumbaba me arrepentí y me di cuenta que la mejor forma de solucionar las cosas no es mentir, porque se puede dañar a mucha gente y sobre todo a los que más te quieren. 


Camila Cabezas.