Para todos, la educación es un derecho y un beneficio para la sociedad, docentes como Barros Arana inculcaron en nuestro país que no podría haber progreso cultural ni social sin educación masiva.
Con esto, Chile comenzó a tener escuelas municipales y junto a esto, aparecieron las privadas. El paso del tiempo y la aplicación de pruebas que midiesen la calidad de tal educación se fue generando una brecha entre estas realidades.
El Sistema Educacional chileno se caracteriza por su evidente desigualdad, paradójico, ya que se supone que un establecimiento municipal se rige por el Gobierno y por lo que éste estime conveniente en términos educacionales, por esto, se espera que los colegios municipales lideren la lista de los mejores evaluados, cosa que aún no pasa en Chile.
Los números comprueban este juicio, ya que los resultados de la prueba SIMCE aplicada el año 2006 en cuarto año básico, el promedio obtenido fue de 297 en lenguaje en colegios privados, y de 238 en colegios municipales, una gran diferencia, que se puede apreciar también en la prueba aplicada a los segundos medios, donde los resultados fueron 305 en lenguaje en colegios privados y 228 en colegios municipales.
Una diferencia sustancial, presente también en los resultados de la Prueba de Selección Universitaria (PSU), obteniéndose en los colegios privados el 64% de los puntajes nacionales, y el 93% en los colegios municipales obtiene un puntaje promedio inferior a 450 puntos. (Basado en datos entregados por el Presidente de la Comisión del Senado, Alejandro Navarro).
El DEMRE de la Universidad de Chile lista los 100 colegios con mejores resultados en la PSU-2005 (entre 705,25 y 623,75 puntos): 93 son privados, 4 particulares subvencionados (EPS) y 3 municipales. La información es clara, la mayoría de los buenos resultados está en la educación pagada.
Ahora, en busca de explicaciones, se puede llegar a muchas conclusiones, en el sistema público de educación se genera un círculo vicioso, donde las familias, los profesores y el entorno juegan roles fundamentales. Primero, los estudiantes pertenecientes a la educación pública son de familias de estratos socio-económicos bajos, donde el establecimiento no recibe ningún aporte monetario de parte de éstas, por lo cual, el colegio tiene menos recursos en comparación con los establecimientos privados, donde se paga una matrícula y una mensualidad, lo que ayuda a tener una mejor infraestructura, mejores implementos y herramientas de trabajo y poder pagar a mejores profesionales. A fin de cuentas, lo mejor de lo mejor. Un lujo, del que lamentablemente los establecimientos públicos no pueden disfrutar. Obviamente, los medios y herramientas no lo son todo a la hora de educar y de rendir pruebas, pero son de mucha ayuda para los alumnos y profesores.
Los profesores también son fundamentales en este aspecto, generalmente los mejores docentes se van donde son mejores las remuneraciones y donde hayan más facilidades de trabajo, quedándose así, la educación pública con pocos profesionales de valor.
El 29 de marzo se dieron a conocer los resultados nacionales del proceso de evaluación docente 2010, en el cual participaron más de 11.000 profesores de 340 comunas de nuestro país aplicadas por el MINEDUC, donde se obtuvieron estos resultados: 58.1% docentes con un nivel considerado ‘competente’, 33.3% con un resultado ‘básico’, y un 2.6% considerado ‘insatisfactorio’.
Si se tiene un entorno de discordia en los recintos educacionales públicos, donde se tienen alumnos con pocas herramientas para surgir, donde los profesores no son de la mejor calidad, no tendremos profesionales preparados el día de mañana, se continuará el círculo generado en las familias de estratos sociales bajos. Aún se está a tiempo, de revertir la situación, y en vez de que esta brecha social aumente, decrezca.
Renata Sagredo Osorio