Es bien sabido que el derecho a la salud es uno de los pilares del desarrollo y de los DD. HH. También todos reconocemos que en Chile hay índices de salud altos y de buena calidad a lo esperable y en comparación a Latinoamérica, como es nuestra situación como país. Pero a pesar de esto, se pueden apreciar a diario que hay graves problemas en la disponibilidad de recursos asistenciales y profesionales en los rubros públicos.
Si bien la salud pública hoy en día se ha convertido en el rechazo de muchos que en buena situación monetaria pueden cubrir sus atenciones médicas en lugares privados, al tener un nivel de atención elevado, disponibilidad de profesionales y equipamientos de buena calidad, el sistema público de salud ha avanzado en comparación a lo que ocurría hace más de una década atrás. Hoy en día hay mucha más organización y equipamiento, las capacidades resolutivas de hospitales públicos han sido de mayor nivel. Aunque al mismo tiempo, pareciendo totalmente contradictorio, los médicos en Chile según el Colegio Médico han aumentado desde 15.334 en 1995 a 23.934 en 2006, sin embargo ha bajado considerablemente la cantidad de éstos que trabajan en el sistema público sanitario al ver la caída de 52.4% que ocurría en 1995 a un 36% en 2006. Este colapso y falta de profesionales en el rubro público para el director de la Escuela de Medicina de la Universidad de Santiago de Chile, Mauricio Soto es: “esto tiene que ver con los salarios, pues los funcionarios de la salud pública presentan sueldos muy bajos comparados con las mismas funciones que cumplen los profesionales en clínicas y hospitales privados”. A fin de cuentas ¿la salud pública siempre será la afectada por la mala distribución de los recursos? ¿Siempre estará asociada a la mala calidad?
Es por tanto que la salud pública se ha prestado para mayor crítica en cuanto a la calidad del servicio entregado a lo que se suma la cantidad de ocupantes del servicio lo que hace aún mayor el agotamiento y desgaste de los funcionarios que aún quedan en los centros asistenciales. A razón, es indispensable regular y vigilar el servicio público por Colegios Médicos con mayor rigor al tener tantas razones contraproducentes para que así se torne un servicio más efectivo y orientado a la calidad de atención y satisfacción de quienes hacen uso de este servicio que hoy en día se ve agobiado y con muy bajo nivel.
La evaluación de la atención médica oportunamente se tiende a incrementar a medida que aumenta el nivel de ingresos por lo que no debemos descuidar la evaluación de servicios privados, pues a pesar de prestar servicios con mayor calidad de recursos y de profesionales, hay muchos de estos que sólo tienen intereses de lucrar con las alzas desmedidas para quienes muchas veces se ven en la obligación de acudir a este tipo de atención médica tanto hombres como mujeres de todos los grupos de edad.
A fin de cuentas, sólo nos queda conformarnos con tener tanta desigualdad en el ámbito medico, pues por ser simplistas, es el gobierno quien debe regir y velar por brindar servicios de alta calidad, con mayor avance y atenciones efectivas.
Florencia Salgado
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